Casas Bioclimáticas
Las viviendas bioclimáticas son estructuras sostenibles que aprovechan al máximo los elementos naturales del entorno para reducir su impacto ambiental. Estas casas están diseñadas con criterios ecológicos, priorizando un bajo consumo energético mientras mantienen un ambiente confortable y eficiente para sus habitantes.
Las viviendas bioclimáticas se someten a una prueba conocida como Blower Door para verificar su aislamiento. En esta prueba, se coloca una lámina sellada con un ventilador en la puerta principal. Este ventilador ajusta la presión dentro de la casa, lo que permite detectar si hay fugas de aire o infiltraciones, asegurando así que la estructura sea completamente hermética.
Materiales sostenibles y de calidad
Para una vivienda bioclimática, es fundamental que los materiales utilizados para su construcción y aislamiento sean extraídos de manera que minimicen el impacto ambiental. Esto implica considerar no solo el efecto sobre los ecosistemas y la capacidad de los materiales para ser renovados o reciclados, sino también la cantidad de energía necesaria para su obtención y las emisiones asociadas con este proceso.
Sistema de ventilación
El sistema de ventilación con intercambiador de calor asegura una circulación de aire fresco y de alta calidad dentro del hogar, manteniendo una temperatura agradable. Además, el enfriamiento nocturno ayuda a refrescar la casa que ha estado expuesta al calor durante el día. También se pueden considerar tecnologías de climatización con bajo impacto ambiental, como la aerotermia.
Arquitectura bioclimática
La arquitectura bioclimática implica diseñar viviendas teniendo en cuenta las características climáticas locales para ofrecer un confort térmico óptimo. Este enfoque busca utilizar recursos del entorno de manera eficiente y asegurar que la casa se integre armónicamente con su paisaje.
¿Qué es una Casa Bioclimática?
Una vivienda «bioclimática» está diseñada para minimizar el consumo de energía al aprovechar al máximo las fuentes naturales de calor y frío del entorno.
En invierno, su orientación hacia el sol permite captar la energía solar para calefacción e iluminación natural. En verano, se emplean elementos arquitectónicos para reducir la exposición al sol y mantener la casa fresca.